martes, 23 de abril de 2013

Hacías girar mi mundo, que en ese momento estaba congelado.

Bonita casualidad la de encontrarte cuando todo estaba mal, cuando todo estaba roto o hecho trizas. 
Tu forma de pegar los trocitos, de reconstruir de nuevo todo. 
No sé si debí escuchar a mi cabeza o a mi corazón, (en realidad no sé quién hablaba de los dos).
LargeAhora lo único que sé es que ya no puedo volver como si nada, no puedo romper tu vida y luego volver esperando que todo sea como antes, y mira que me jode esta situación. Yo...propensa a quejarme de todas esas mierdas, y aquí me encuentro realizando esa misma acción, pero no me queda otra, no me queda otra que seguir tus pasos, me lleven donde me lleven, en este momento es lo único que importa. Seguir tu pasos para que todo gire, o para que al menos giremos nosotros.
Ganas de coger un bus y ir a buscarte para dejar todo atrás, el pasado, aunque es mi único aliado, habría que replantearse eso. Pero ese no es el caso, el caso es que necesito ir a buscarte y acabar con esta falsa de no necesitarte. 
Cuanto tiempo tendré que seguir tragándome el nudo en la garganta cada vez que oiga tu nombre o me pregunten que pasó o simplemente qué es de ti. 
Ahora sé a quien escribo.. a quien escribía y a quien he escrito toda mi vida, a quien escribiré el resto de ella. Por muy lejos que estés, por muy lejos que este tu respiración, por mucho tiempo que pase hasta notar tu nariz en mi nuca. Creo que por todo eso escribiré, o escribiré para intentar tenerte más cerca los días que todo va mal y que se hunde el barco, aunque sé de sobra que no me hará falta buscarte en estás lineas tan frías (comparando tus manos), tu siempre te das cuenta antes que yo de que todo mal y que nada vale. Magia, así me da por llamarlo. Y mira que no creía que pudieses llegar a ser mi numen, pero aquí me encuentro, volviendo a escribir a alguien que no me lee, que no volverá o al menos eso parece, y aunque estás palabras no hagan que vuelvas.. Te noto más cerca.

viernes, 12 de abril de 2013

Realmente moría por estar en tus perdidas y en tus victorias.

Débil. Sí. Débil por necesitarte cada segundo y cuando te vas no saber a dónde narices se dirigen mis pasos. Por dejar que fueses tu el que dirige mis pasos, por dejar de depender de mi, para depender de ti.
Débil porque ahora que no estás sigo guardándote un sitio en la cama por si apareces, me sigo girando por las mañanas buscando tus labios y sigo abriendo los ojos para clavar mis pupilas en las tuyas.
Débil porque hace tiempo que te has ido, y te sigo escribiendo como si fuese ayer.
Débil por buscar el consuelo en el hachís o en una birra. Débil por solo sentir calma cuando me acaricias.
Débil por seguir llamándote aunque solo sea para escuchar tu contestador y volver a oír tu voz.
Quién sabe, quizás hoy sea el último día que necesite hacer todo eso para sentirte cerca, quizás hoy sea la última vez que te escriba.