viernes, 12 de abril de 2013

Realmente moría por estar en tus perdidas y en tus victorias.

Débil. Sí. Débil por necesitarte cada segundo y cuando te vas no saber a dónde narices se dirigen mis pasos. Por dejar que fueses tu el que dirige mis pasos, por dejar de depender de mi, para depender de ti.
Débil porque ahora que no estás sigo guardándote un sitio en la cama por si apareces, me sigo girando por las mañanas buscando tus labios y sigo abriendo los ojos para clavar mis pupilas en las tuyas.
Débil porque hace tiempo que te has ido, y te sigo escribiendo como si fuese ayer.
Débil por buscar el consuelo en el hachís o en una birra. Débil por solo sentir calma cuando me acaricias.
Débil por seguir llamándote aunque solo sea para escuchar tu contestador y volver a oír tu voz.
Quién sabe, quizás hoy sea el último día que necesite hacer todo eso para sentirte cerca, quizás hoy sea la última vez que te escriba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario